Tuesday, November 13, 2012
La Ruta de los milagros
Si octubre es el mes en que el otoño inicia su andadura con la moclileña romería del Cristo del Paño, noviembre es el mes en el que el otoño se nos hace más presente. La esperada lluvia sacia la sed de los olivares de esta comarca que forman los campos de Jaén y Granada, los frutos del granado y las nueces se mezclan con las últimas hortalizas del verano, las manzanas, los caquis y otros frutos otoñales en los mercadillos de los pueblos a los que acuden los hortelanos que cuidan de las huertas que riegan las aguas de los ríos San Juan y Velillos.
Noviembre es también el mes típico para realizar visitas a algunos de los lugares que componen la conocida como "ruta de los milagros". Esta ruta, dónde se aúnan aspectos espirituales, naturales e históricos comprende, además del citado santuario moclileño, diversos enclaves situados en lo más profundo de la sierra sur de Jaén.
Desde Frailes, pueblo que es cuna del río Velillos, parte la tortuosa carretera de montaña que nos acerca hasta la Hoya del Salobral, epicentro de esta tierra mística. En esta pequeña aldea vivió Custodio Pérez Aranda, afamado sanador de cuerpo y espíritu, cuya fama cruzó fronteras y convirtió este remoto paraje en lugar de peregrinación para miles de personas. Este enigmático personaje, que fue y es conocido como el Santo Custodio, aún hoy, más de medio siglo después de su muerte, sigue congregando a cientos de visitantes que acuden a visitar la casa en la que vivío y curó, y cuyos familiares abren todos los fines de semana de forma desinteresada, sin recibir ningún tipo de ingresos económicos por ello.
A escasos metros de la visitada casa se encuentra la no menos célebre fuente en la que Custodio solía coger agua y en la que no es raro observar colas que esperan para hacer acopio del líquido elemento.
En las inmediaciones de la citada pedanía noalejeña se encuentra el Santuario de la Virgen de la Cabeza, que fue mandado edificar por el Santo Custodio junto a la cueva que en la que solía orar.
Continamos el camino de esta peculiar ruta dirigiendo nuestros pasos hacía Noalejo, no sin antes desviarnos hacía Cerezo Gordo, en el término municipal de Valdepeñas, dónde se puede visitar el cortijo de Luis Aceituno, o Luisico el Santo, que fue el primero de los grandes Santos que vivieron en esta comarca. Esta casa, al igual que la anterior, es conservada y abierta a los peregrinos de forma desinteresada por la familia. Como la otra casa, la fuente, el santuario o los lugares que nos quedan por visitar, está llena de recuerdos y exvotos dejados por los visitantes, flores, y cuadros del omnipresente Cristo del Paño y otros motivos religiosos.
Continuamos nuestro camino hacía Noalejo por una pista no muy recomendable para vehículos bajos como el mío, pero que compensa el sufrimiento padecido por las magníficas vista que podemos contemplar.
En la entrada de Noalejo, nexo de unión entre la Sierra Sur y Sierra Mágina, se encuentra su cementerio, que es el lugar donde descansan los restos del Santo Custodio. Su tumba es lugar de peregrinación para miles de personas, especialmente en esta época del año. Las peticiones y las oraciones se mezclan con el recorrido de las manos sobre el marmol de la tumba y sobre la verja que la protege.
Como curiosidad, y sin relación con esta ruta, reseñar que en Noalejo existen, no sólo una, sino dos copias de la sábana santa, al parecer realizadas con la misma técnica que la original de Turín y cuyo origen es igual de incierto.
Para realizar el siguiente tramo de esta peculiar ruta debemos de desplazarnos hasta Ventas del Carrizal, que es una pedanía de Castillo de Locubín situada junto a la carretera nacional que une Granada con Córdoba.
En el cementerio de esta aldea, famosa por sus huertas ribereñas del río San Juan y por el espectacular yacimiento íbero romano de Encina hermosa, descansan los restos del Santo Manuel, campesino que vivió y curó a cientos de creyentes en la cercana pedanía de Los Chopos. Al igual que en caso anterior, esta tumba es lugar de peregrinación para cientos de personas.
Es, sin duda, esta Ruta de los milagros, un recorrido por la Andalucía más mágica, enigmática y misteriosa, un viaje en el tiempo a un medio rural olvidado en el cual la vida y la muerte, la devoción, la religión y los milagros se mezclan y confunden.
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