No le digas a nadie
que he cerrado mis labios al mundo
para que no se escapen
los ecos de tus besos.
que he cerrado mis labios al mundo
para que no se escapen
los ecos de tus besos.
No le digas a nadie
que mis brazos se quedaron abrazando
el gélido instante
de nuestra despedida.
No digas que han muerto
los fugaces destellos de mis caricias,
ni que sólo fueron sueños
tantas noches besadas.
No comentes al viento
que ya sólo florecen rosas apagadas,
ni que los crisantemos
languidecen en una tarde
embelesada de ausencias.
No susurres a la noche
que guardas mi vida en tu mano izquierda,
entre el corazón y el índice,
entre el epílogo y el corazón.
No le digas a nadie
que aún te quiero
desde este absurdo ostracismo.
No digas
que te quiero
desde esta alargada lejanía,
desde este corazón marcescente...